lunes, 9 de febrero de 2009

Río negro

Las Grutas, un mar de aventuras

Esta pequeña villa que mira al Atlántico desde los acantilados suma servicios y se rodea de alternativas para disfrutar de sus aguas cálidas
Fuente: Diario La Nación, Domingo 8 de febrero de 2009

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Las Grutas, un mar de aventurasEl toque mediterráneo... Foto: Pierre Dumas

LAS GRUTAS.- Un mar azul, unas casas blancas, un cielo sin nubes, acantilados que forman miradores sobre el agua, playas protegidas entre las rocas. Parece la descripción del Mediterráneo y sin embargo, no: es la de Las Grutas.

Esta playa de la Patagonia se encuentra unos 1150 kilómetros al sur de Buenos Aires, en la provincia de Río Negro. Más increíble todavía, el agua es aquí sensiblemente más cálida que en las tradicionales playas de la costa bonaerense. Ni siquiera le faltan leyendas para asemejarse más aún al Mediterráneo, ya que se dice que por estos territorios otrora desolados pasaron los Templarios y dejaron un tesoro.

Lo que no es un mito es que, desde hace varias temporadas, el balneario dejó de ser una playa regional para cobrar un alcance nacional. Y no sólo creció en cantidad de oferta, sino también en calidad. Año tras año, lo que era una pequeña villa a orillas de una playa acantilada se completó con más y más servicios.

Mareas de siete metros

Varias teorías buscan explicar por qué aquí el mar es más cálido que en balnearios más al Norte: una corriente proveniente de las costas brasileñas, la protección del golfo San Matías, soleado la mayor parte del verano, y las rocas de las playas recalentadas durante las mareas bajas.

Los acantilados, perforados de grutas que dieron su nombre al balneario, es otro encanto. Así se forman dos niveles de playa: uno para la bajamar y otro, para la pleamar. Sobre el primer acantilado está la rambla con pórticos y parapetos blancos que recuerdan las construcciones de las islas griegas. Entre la primera y la segunda playa hay una plataforma de roca y un segundo pequeño acantilado, que se descubren totalmente con la marea baja, permitiendo disfrutar también de los piletones tallados artificialmente en la roca misma.

Hay de varias profundidades y tamaños, como para que cada uno encuentre el suyo, con el encanto adicional de que estas piletas al borde del mar incluyen peces y cangrejitos. Las diferencias entre altamar y bajamar alcanzan los siete metros en el golfo, para formar una de las mareas más importantes del país.


Las Grutas,un mar de aventuras

A medida que el balneario fue creciendo, otros estilos vinieron a complementar las primeras casas y complejos de paredes blancas como pasadas por cal. Recientemente, un gran centro comercial con una sala de exposición sumó animación a las calles céntricas. Esta temporada se puede ver aquí una muestra sobre dinosaurios. También cuenta con un casino moderno, a pasos de la playa más céntrica.

De noche, el centro rebosa de bares, heladerías, juegos infantiles y ferias artesanales. Como todo balneario de moda tiene playas alternativas, que se extienden hacia el Sur. La más concurrida es Piedras Coloradas, entre agreste y new age, que ofrece playas de arena y un sector de piedras rosadas antiquísimas, que se descubren con marea baja y permiten a los chicos armar paseos de aventuras entre los charcos que dejó el agua al retirarse.

Esta temporada se consolidó la práctica del sandboard, con tablas de madera que se deslizan sobre los médanos con increíble facilidad. Más al sur de Piedras Coloradas se llega al Sótano, una playa prácticamente desierta donde se ve un mar con aires de principios del mundo. Basta darse vuelta para reforzar esta impresión: justo detrás de la playa, un cañadón quiebra la meseta y se adentra en ella. Las lluvias (pocas, pero torrenciales) van cavando sus costados, descubriendo un tesoro invisible formado por miles de ostras fosilizadas.

Aventuras con sal

Si la opción es ir en busca de playas desiertas, no hay que perderse las de San Antonio Este, del otro lado de la bahía, cerca y lejos a la vez. Desde Las Grutas se ven las instalaciones del puerto del Este, como le dicen. Y también los buques de carga que hacen cola para llevar al exterior las frutas del Valle del Río Negro.

Hay que dar una vuelta de casi cien kilómetros para llegar, pero el viaje vale la pena, por las playas de caracoles que parecen no haber sido pisadas jamás por el ser humano. Estas playas y buena parte de la bahía de San Antonio forman un área natural protegida para preservar el espacio de reproducción de numerosas especies de aves marinas, que también es lugar de descanso de aves migratorias entre la Antártida y regiones más cálidas al norte del globo.

A la ida o a la vuelta se puede pasar por San Antonio Oeste, la cabecera de la región. El contraste es grande entre el dinámico balneario y el adormecido gran pueblo que fue hace un siglo uno de los puertos más importantes para la industria lanera en el mundo y hoy vive de sus recuerdos: de cuando el ferrocarril le daba vida, y hasta recibió al heredero del trono del imperio británico.

En semejantes paisajes, los días de playas se intercalan con las aventuras. Cada una es más asombrosa que la otra. Las Salinas del Gualicho invitan a una excursión de medio día, desarrollada por una de las agencias locales, que extiende la visita hasta la noche para cenar en medio del campo de sal bajo las estrellas de la Cruz del Sur. Estas salinas son las terceras en extensión en el mundo y forman la depresión más importante de todo el país, a 72 metros bajo el nivel del mar.

Luego de la cena, en medio de una planicie blanca e infinita que refleja la luz de la luna, los guías cuentan historias de duendes, diablos y maldiciones transmitidas por los obreros de la sal. Otra leyenda de este rincón de la Patagonia es la de los Templarios: se cuenta que estos monjes guerreros, que formaron una de las más poderosas organizaciones del Medievo, llegaron mucho antes de Colón al Fuerte Argentino, una meseta que se levanta a metros de la costa, a unos 50 kilómetros de Las Grutas.

El plato fuerte

Detrás de esta historia se va en expedición hasta el Fuerte, que tiene de fortín su propia condición natural: una meseta inexpugnable a orillas del mar, en un remoto rincón de la costa patagónica.

Tampoco es leyenda que aquí es posible convertirse en pulpero por un día , aprendiendo de los pobladores la técnica para descubrir y capturar pulpitos atrapados en la restinga durante la bajada del mar. Las salidas, en grupos, permiten descubrir una técnica artesanal muy propia de esta región costera.

La tercera excursión, la más nueva de todas, es una visita a una pingüinera en una isla a poca distancia de la costa. Hasta hace poco, esta colonia de pingüinos era conocida sólo por los dueños de estas tierras, hasta que decidieron abrirla al turismo. Se accede a la pequeña isla caminando por la playa en la marea baja: más de 300 kilómetros al norte de la colonia de Punta Tombo, alberga también pingüinos de Magallanes.

No faltan opciones en los días de playa de Las Grutas, que es también la puerta para visitar la meseta de Somuncurá, en el centro de la provincia de Río Negro, una región que se abre poco a poco al turismo.

Esta playa de aire mediterráneo es, asimismo, buen punto de partida para conocer Playas Doradas y las minas de Sierra Grande, hacia el Sur, o la Ruta de la Costa, camino de ripio que bordea la costa rionegrina hacia el Norte y lleva hacia el balneario de Viedma. Pero hay que guardarse tiempo mientras el sol todavía brilla, justamente para aprovechar las cálidas aguas.

Pierre Dumas 
Para LA NACION 

DATOS ÚTILES

Cómo llegar

  • Por la ruta 3, aunque desde Buenos Aires se recomienda dejar la RN 3 luego de Bahía Blanca para pasar por Médanos y Río Colorado. De este modo se acortan un poco las distancias. Varias líneas de micro llegan a Las Grutas y San Antonio Oeste desde Capital y diversas ciudades del interior (Viedma, Bariloche, Neuquén, Puerto Madryn).

Alojamiento

  • Las Grutas se complementó últimamente con una gran oferta en cabañas y hoteles, de todos los niveles y precios. También hay varios terrenos de camping.

Comidas

  • El rasgo más típico de la cocina local son los frutos de mar. Un plato de pescado o mariscos cuesta alrededor de 40 pesos.

Qué hacer

  • Exposición sobre dinosaurios: se presenta en el Centro Comercial Puerta del Sol. La entrada cuesta 15 pesos.

  • Sandboard: en Piedras Coloradas, $ 20 por hora el alquiler de una tabla para deslizarse en la arena, además de la cera que facilita la tarea.

  • Aventura: DesertTracks ofrece las excursiones a las Salinas del Gualicho, el Fuerte Argentino y la Pingüinera; $ 150 los adultos y 100 los menores para cada una. Tel.: (02934) 497843,info@deserttracks.com.ar

Informes

En Internet

www.lasgrutasrionegro.com.ar
www.lasgrutasturismo.com.ar