viernes, 27 de marzo de 2009

Colonia Menonita en Guatraché

turismo

DOMINGO, 22 DE MARZO DE 2009

LA PAMPA > VISITA A LA COLONIA MENONITA

Allá lejos y hace tiempo

Cerca de Guatraché, en el este de la provincia de La Pampa, se estableció hace más de 20 años una colonia menonita. Abiertos a las visitas, pero aferrados a sus tradiciones, los menonitas permiten asomarse a un mundo de otros tiempos.

 Por Graciela Cutuli

Para llegar a Guatraché hay que viajar, y bastante. Casi 700 kilómetros separan la ciudad de Buenos Aires, atravesando de punta a punta el territorio bonaerense. Sin embargo, no alcanza para llegar hasta la colonia menonita: aún faltan 40 kilómetros, por rutas provinciales no asfaltadas, desde Guatraché. Un tramo que kilómetro a kilómetro no sólo aleja en el espacio sino también en el tiempo: la visita a la colonia menonita permite asomarse, como quien mira a través de una ventana abierta en los siglos del calendario, a un retazo de vida en otros tiempos. Y sin embargo, también hay algunas señales de modernidad, tímidas, todavía poco visibles. Hay que saber verlas, como hay que saber tratar a estos pobladores extremadamente reservados y desconfiados, establecidos desde 1986 en unas 10.000 hectáreas de campo que compraron a la ex Estancia Remecó. Los primeros en llegar fueron los hombres y las maquinarias, para realizar el loteo interno de la tierra. Poco después fueron llegando sus familias. Sus expectativas están claras en el nombre de la colonia, bautizada Nueva Esperanza.

NUEVO MUNDO, VIEJO MUNDO Claudia Eberle es guía y está autorizada para ingresar en la colonia con turistas. Hacerlo de otro modo, sin excursión ni guía, no es tan fácil: primero, porque puede ir contra los deseos de los propios habitantes, que se encargarán de hacer saber a los visitantes si no son bienvenidos. Segundo, porque no es tan sencillo orientarse en este mundo de granjas bastante uniformes y alejadas entre sí, donde todas las construcciones se parecen y todos se mueven sólo en buggy o a caballo. Tercero, porque la compañía de Claudia le pone simpatía y vivacidad a este mundo pero también enseña a mirarlo con respeto: “La incomodidad la producimos nosotros, cuando se los ve o trata como si fueran extraterrestres. Correrlos con una cámara fotográfica, sacar la foto a la persona que pasa en su buggy o dentro de un almacén cuando realiza su compra diaria y no se ha pedido ningún tipo de permiso... ¿acaso a nosotros nos gustaría?”, pregunta, y no hace falta esperar respuesta. Oriunda de Guatraché y ataviada en este verano caluroso con una libertad que no conocen las jóvenes menonitas, Claudia cuenta que comenzó su investigación sobre la colonia en 1995, luego de adquirir un permiso, para empezar a llevar turistas-excursionistas un año después. Hasta entonces, mientras armaba diferentes circuitos en la localidad, “sabía que había un grupo religioso desde hacía tiempo, y además a sólo siete kilómetros de una de las estancias que trabaja en turismo rural, era imposible descartarlo. Más aún cuando se los ve caminando por las calles de Guatraché, lo primero que nos preguntamos es quiénes son, dónde viven, qué hacen”.

Lo mismo que se preguntaban los habitantes es lo que se preguntan los turistas que llegan hasta esta localidad pampeana conocida por su laguna de aguas altamente mineralizadas y sus estancias: es que los menonitas también pueden verse fuera de la colonia, en la ciudad, tal vez comiendo en algún restaurante o realizando alguna compra que los lleva fuera de los límites de Nueva Esperanza. Pero tanto adentro como afuera, las reglas son las mismas: las mujeres llevan las cabezas cubiertas con sombreros idénticos (además de un pañuelo blanco si están solteras o negros si están casadas), las vestimentas son recatadas y a la antigua, con el inexorable mameluco que unifica a todos los hombres de la colonia. Hay cambios sin embargo: las mujeres ya no caminan detrás de los hombres; y muchas atienden sus propios negocios o viajan solas a Guatraché. Pero sin televisión, teléfono ni Internet, los menonitas parecen vivir en una suerte de mundo paralelo, rodeados de un paisaje solitario donde imperan la llanura, las vacas, algo de monte pampeano y en tiempos de sequía un polvo que removieron este último verano los veloces autos del rally Dakar.

“COMO DE OTRO MUNDO” “Ante sus ojos me parecía que yo venía de otro mundo.” Lo dice Ginette, una turista francesa que recorrió buena parte de la Patagonia este verano, junto con Hélène, una compatriota a cargo del volante durante miles de kilómetros, y Mabel, el “pie local” del grupo de viajeras que recorrieron la colonia en compañía de Claudia. Sin embargo, no les resultó difícil entablar algo de contacto, conseguir permiso para tomar fotos de los hombres y de los chicos y conocer algo de su vida diaria y su trabajo. Aunque María, una de las mujeres, antes de despedirse pide ver las fotos en el visor de la cámara: tal vez para asegurarse de que se respetó su deseo de no ser retratada, tal vez por simple curiosidad hacia el raro aparato.

La vida menonita, qué duda cabe, es bastante dura, sobre todo para quien viene de ese “otro mundo” con las comodidades modernas: “Llevan una vida religiosa y culturalmente conservadora”, resume Claudia Eberle, que también viene de una familia tradicional alemana, y por eso dice no haberse sorprendido tanto en sus primeros contactos con la colonia. Se trabaja de lunes a sábados y el domingo es el día de reposo religioso y unión familiar. Sus únicos feriados son los religiosos: Reyes, Semana Santa, Pentecostés, Navidad, días en que se comportan igual que cualquier domingo, con feriado laboral, visita a la iglesia y luego reuniones familiares y de amigos. “Todo dentro de la colonia –precisa la guía–, todavía las fiestas y celebraciones son muy íntimas, quedan dentro de su sociedad y entorno. Además, los cultos se realizan en alemán puro.” Es que el alemán es el idioma de la comunidad y esta barrera idiomática funciona también como protección ante ese mundo moderno que inevitablemente hace alguna mella en su vida diaria. Por algo el castellano avanza: ya no lo hablan sólo los hombres, sino cada vez más mujeres y niños.

TIEMPOS DE HOY Los menonitas, explica Claudia, mientras Mabel, Hélène y Ginette coinciden con ella, van cambiando. “Y desde el año 2003-2004 lo hicieron muy rápidamente. Hay familias que van aceptando introducir modernidad, que poseen grupos electrógenos. Ello llevó no sólo a la modernización del hombre en sus talleres, sino que lo hicieron también las mujeres con el mismo derecho y rapidez. Hay grupos grandes y modernos de soldadura, aparejos, lavarropas, freezer. Y también las carpinterías y queserías, que cuentan con todos los controles y permisos del Senasa; trabajan allí técnicos en alimentos de nuestra sociedad. Pero más allá de eso tienen mezcla del pasado y el presente; se nota en la forma de trabajar, de construir sus casas, su vestimenta, de autoabastecerse con sus huertas.” Los menonitas son esencialmente agricultores que trabajan la tierra para ganarse el pan, como indica el mandato bíblico, además de encargarse de las pasturas para sus vacas lecheras: el tambo es otro de los trabajos tradicionales, bien arraigado en la tradición holandesa que está en la base de su religión. Pero también hay metalúrgicas, carpinterías, talleres, almacenes y queserías: durante una visita, que según el tamaño del grupo dura entre cuatro y cinco horas, se va parando en los diferentes lugares de producción, en la iglesia y en una casa de familia.

Según el último censo, de 2001, la colonia tiene 1278 habitantes, repartidos sobre 10.000 hectáreas divididas en lo que ellos llaman “campo”. Estos campos están numerados del 1 al 9, y a su vez cada uno está dividido en parcelas desiguales, en función del dinero que puso cada familia cuando se compraron los terrenos de la estancia. Gran parte de la vida de una persona, desde su nacimiento –tradicionalmente a cargo de la comadrona local, aunque cada vez más asisten al hospital de Guatraché y se hacen todos los controles médicos habituales– hasta su muerte, transcurre en ese cuadrado. Aunque no se puede entrar en la iglesia, Claudia puede indicar a través de una ventana los lugares por donde hombres y mujeres deben entrar, sentarse y sobre todo no mezclarse en el interior.

En 1985, en cada campo vivían alrededor de veinte familias; hoy después del censo se calcula que hay entre 25 y 32 en cada uno. “Son todos muy parecidos, todos con los ojos azules, tal vez la única diferencia en tanta uniformidad es el tono del azul”, apunta Ginette en un cuaderno de viajes que la acompañará de regreso a su país, al que se lleva también un par de cuadernos con dibujos sencillos, con el que los chicos menonitas aprenden a escribir en la escuela. Y no puede evitar la comparación con sus propios nietos: “Aquí nada de Dragon Ball”... lo que es tan cotidiano en las grandes ciudades, en Nueva Esperanza es digno de otro planeta. Sin embargo el contacto con los turistas es bien directo: y no sólo los viajeros son curiosos; también los menonitas hacen preguntas y se interesan por sus visitantes. Los hombres sobre todo, ya que las mujeres se muestran más reservadas y más reacias a mostrarse o conversar. En la quesería, se asombran con Hélène, que no soltó el volante durante varios días, y no dudan en charlar con Mabel y con Ginette, mostrándoles con soltura y orgullo sus producciones, desde los muebles –en particular las sillas– hasta los quesos, por cierto tentadores, que elaboran siguiendo técnicas artesanales. “Se producen charlas y una linda interrelación. Los que se han abierto tienen una gran concientización turística, aunque otros, por ser muy conservadores, no lo aprueban”, apunta Claudia. Lo cierto es que a los visitantes les llama la atención la austeridad de las familias y las casas: “Un menonita –explica Claudia– sólo debe consumir lo que necesita y sólo debe producir en función de sus necesidades”. Por eso aquí no hay nada superfluo: lo que hay debe ser útil y debe durar durante generaciones. Como si nada estuviera destinado a cambiar, en este paisaje casi inmóvil que parece salido de un cuadro de otro tiempo.

UN LARGO VIAJE

Los menonitas son anabaptistas, una variante surgida después de la reforma luterana y basada en los principios difundidos por el holandés Menno Simons. Los seguidores de estas creencias proclaman la obediencia a Cristo, la vida austera, la honradez y el valor del trabajo. Su dialecto es una mezcla de holandés y alemán, transmitido de generación en generación. En las casas, los padres enseñan el castellano a sus hijos, mientras en la escuela –a la que se asiste hasta los 12 años– se aprende el alemán antiguo puro.

DATOS UTILES

Visitas guiadas: Claudia Bibiana Eberle, tel. (02923) 15-691239. E-mail: eberle_claudia@hotmail.com

El clima de la zona es continental moderado, con gran amplitud térmica. El verano y el invierno son muy acentuados (6 grados bajo cero, cuando se producen las cadenas de heladas, y 36-40 en pleno verano): por eso el mejor momento para conocer Guatraché y la colonia es en otoño y primavera (aunque el otoño es mejor porque los días son más parejos y uniformes). En verano se puede disfrutar de la laguna con agua altamente mineralizada.                   

Más datos en www.guatrache.gov.ar. Tel. (02924) 492-791.

Ybor City

Estados Unidos / Barrio de inmigrantes

Florida por fuera, Cuba por dentro

Ybor City es casi un pueblo aparte dentro de Tampa, tercera ciudad del soleado estado norteamericano, destino favorito para los amantes de los puros

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Florida por fuera, Cuba por dentroDe la arquitectura al oficio de torcedor de cigarros, inconfundibles rasgos culturales Foto: Pierre Dumas y AP

TAMPA.- Esta ciudad también tiene su Barrio Latino. Aunque nada tengan que ver aquí los estudiantes medievales que permitieron bautizar así al barrio universitario de París: en Tampa los latinos son los cubanos. Y con ellos, los españoles e italianos que fundaron el barrio, lo hicieron crecer y lo convirtieron en un modelo de prosperidad durante las primeras décadas del siglo XX.

Más tarde, a Ybor City le llegaría su hora en la sombra. Pero como nada es eterno, a principios de los años 90 este barrio entre demodé y de vanguardia renació y se convirtió en el centro de la movida cultural y social de Tampa, ciudad que muchos visitan gracias a sus gigantescos parques temáticos, con todo el entertainment a la norteamericana que sea posible imaginar.

Pero Ybor City es casi una ciudad aparte y su historia se remonta a los últimos años del siglo XIX, cuando Tampa no era la ciudad de rascacielos que hoy exhibe en su centro comercial, sino un pueblo perdido sobre la bahía, que vivía del ganado, la pesca y las naranjas, lejos de las vías de comunicación y los ferrocarriles. Cuentan las crónicas que hasta allí viajó el inmigrante español Gavino Gutiérrez en busca de productos para una empresa neoyorquina, y que en el regreso se reunió en Key West con su amigo Vicente Martínez Ybor, que tras huir de Cuba -perseguido por su ayuda a los revolucionarios en la lucha contra el dominio español- había trasladado hacia aquella porción de Florida la fábrica de cigarros que tenía en La Habana. Pero Ybor tenía sus propios problemas -altos costos de producción y traslado, entre otros- y rápidamente se dejó tentar por la idea de una mudanza a Tampa, que estaba beneficiándose con la llegada de una nueva línea ferroviaria. Después de un tiempo de negociación, acordó finalmente su traslado a la nueva ciudad: fue el nacimiento oficial de Ybor City, en 1885.

Historias de tabaqueros

La producción de cigarros hizo la riqueza de Ybor City. Grandes factorías empleaban a cientos de tabaqueros y torcedores encargados de enrollar las hojas de tabaco como auténticos artistas. Junto con ellos, que gozaban de un buen nivel de vida y hasta se pagaban lectores para amenizar el trabajo repetitivo en las fábricas, crecía el ritmo comercial de la ciudad.

Gran parte de esa historia se puede conocer hoy en el Museo de Ybor City. Allí se rinde homenaje a los cubanos instalados en Florida, que apoyaban a los revolucionarios de su patria contra los españoles, además de los numerosos italianos que se radicaron en Tampa dejando atrás su tierra natal, sobre todo el pueblo siciliano de Santo Stefano. A unos de ellos, Francesco Ferlita, pertenecía la panadería que hoy aloja al museo.

El Museo de Ybor City también se encarga de restaurar las casitas, como se llama a las residencias donde Martínez Ybor y otros dueños de fábricas instalaban a los obreros del tabaco. Justamente el hecho de brindarles vivienda en una ciudad de activa vida social, y de permitirles luego comprar definitivamente esas casas, hizo al éxito de Ybor City, atrayendo a numerosos tabaqueros calificados desde Cuba.

Pequeñas pero cómodas, se las conocía como las casas shotgun-style, porque se decía que un tiro lanzado en la puerta delantera saldría sin problemas por la puerta trasera, ubicada en línea recta respecto de la principal. Gran parte de aquellas casitas se perdió a partir de los años 60, pero al menos algunas fueron trasladadas y restauradas. Hoy se pueden visitar y revelan en su estructura -un salón para la vida social familiar, con habitaciones interiores para padres y hermanos- cómo era la vida en el medio rural de Tampa a fines del siglo XIX y principios del XX.

Curiosa imagen debe haber sido, las de las huertas inexorablemente cultivadas por italianos junto a los cocodrilos que traían los pantanos, a veces también con alguna serpiente enredada... La vida era esforzada, sin duda, pero también feliz en aquellos años de prosperidad. Y sobre todo, el ideal de educación de aquellos inmigrantes se traduce hasta la actualidad, ya que Ybor City tiene todavía hoy mayor proporción de profesionales universitarios que el resto de Tampa.

Dos lugares para visitar

Después de languidecer durante años cuando declinó la industria de los cigarros, Ybor City padeció un prolongado letargo. Sin embargo, la década del 90 le traería un explosivo renacimiento, que incluyó la creación del complejo cultural Centro Ybor en el antiguo Club Español, y más recientemente la formación de un distrito gay conocido como GaYbor City, que generó un rápido crecimiento comercial en materia de hoteles, clubes nocturnos y restaurantes. Muy lejos de los 720 habitantes que tenía cuando Martínez Ybor avistó la ciudad por primera vez...

Café y tabaco

Para saborear algo del barrio tradicional, entonces, hay que descartar la noche y elegir más bien la mañana, en una esquina donde se levanta el bar La Tropicana (Calle 19 y la Séptima). A media mañana, los parroquianos desayunan tranquilamente su café cubano con leche acompañado de tostadas y cheese toasts (tostadas con queso fundido). Sólo para los de paladar fuerte hay que recomendar el cangrejo del diablo, devil crab, una croqueta picante favorita de algunos de los habitués del bar. El otro lugar para visitar es la panadería donde se elabora el pan cubano de La Tropicana: es La Segunda Central Bakery, de donde salen día a día miles de panes hechos exclusivamente con harina, agua, aceite y levadura.

Amablemente, los encargados organizan visitas guiadas que permiten conocer las maquinarias y, sobre todo, la mayor curiosidad del proceso de elaboración: la disposición, a lo largo de cada pan, de unas delgadas hojas de palma, que en el horno chocan con la masa levada y obliga a que el pan se abra a lo largo como si lo hubiera cortado un cuchillo. Sólo después de haberlo probado, caliente y crocante, se estará listo para resistir hasta la noche y conocer la otra cara de Ybor City, la de su animada vida nocturna, cuando la calle Séptima se convierte en el punto de reunión de miles de personas en busca de música, tragos o, simplemente, un buen paseo bajo las luminarias cubano-norteamericanas del histórico barrio.

Una buena manera de concluir el paseo es en los cigar bars, para probar la producción local acompañada de una buena sangría.

Por Pierre Dumas 
Para LA NACION 

DATOS ÚTILES

El lugar

Tampa se encuentra a unos 50 minutos de vuelo desde Miami. Tiene buen clima todo el año y es un destino turístico muy buscado por sus parques de diversiones, como Busch Gardens, con toda clase de juegos y atracciones para chicos y grandes.

Sábado de feria

Para visitar Ybor City vale la pena tener en cuenta el sábado, día en que se organiza un atractivo mercado de artesanías, comidas típicas, frutas y verduras locales.

En Internet

www.gotampa.com

www.ybormuseum.org

miércoles, 18 de marzo de 2009

Competencia en Aguas Abiertas El Cadillal

Los organizadores preveían una asistencia de menos de 100 nadadores pero, las expectativas se superaron ampliamente y 140 competidores se dieron cita ayer domingo 15 de marzo en el dique Celestino Gelsi, entre ellos estuvo el n° 8 del mundo, el cordobés Guillermo Bertola 

San Miguel de Tucumán, 16 de marzo de 2009.- Un cielo de un turquesa penetrante, el imponente espejo de agua de El Cadillal y los paisajes que lo enmarcan fueron el escenario ideal de la exitosa Competencia de Aguas Abiertas que se realizó ayer domingo 15 de marzo con 140 participantes. 

De la prueba participaron no sólo nadadores tucumanos sino también de Jujuy, Salta, Córdoba y Santiago del Estero. La misma se dividió en  2   distancias: 2 y 8 km. Además, se realizó también una prueba demostración  para niños de distancias cortas y actuaron en vivo de 2 bandas de rock disfrutaron las 500 personas que asistieron al evento. 

El vicepresidente del Ente Tucumán Turismo, Julio Dip, estuvo presente en el evento y fue quien entregó la copa a Bertola. “Estoy gratamente sorprendido por el éxito del encuentro, lo cual es una prueba más de que cuando se reúnen esfuerzos en pos de un objetivo común se logran mejores resultados ya que aquí fuimos muchos los que participamos para que se haga posible y seguir fortaleciendo nuestro calendario turístico”, declaró el funcionario. 

Por su parte, el profesor Víctor Velásquez, coordinador del cuerpo de guardavidas que encaró la organización de la competencia, agregó: “Nuestras expectativas fueron superadas ampliamente, los representantes de otras provincias quedaron muy satisfechos por la organización por lo que se habló de regionalizar el torneo con sede en Tucumán”.

Semana Santa en Neuquén

La Provincia del Neuquén brinda múltiples opciones a quienes la visiten durante todo el año y en esta época tiene reservadas varias propuestas imperdibles para turistas y residentes. 

El norte, entre montañas

Si la intención es rodearse de montañas, la zona norte de la provincia es una buena alternativa. Entre los Andes y la Cordillera del Viento hay poblados de ensueño donde la vida transcurre a ritmo lento. Localidades como Chos Malal –distante 400 kilómetros de Neuquén capital-, Andacollo, Huinganco, Las Ovejas, Varvarco-Invernada Vieja y Manzano Amargo disponen de alojamiento, gastronomía y muchos lugares para recorrer a caballo, en vehículos doble tracción o simplemente caminando.

Comidas típicas elaboradas en base al chivito criollo del norte neuquino se incluyen en la carta de los restaurantes, junto a las truchas criadas en aguas de vertiente y dulces elaborados con frutos del lugar. Paseos por las lagunas de Epulauquen, un área natural protegida, permiten disfrutar del reducto de roble pellín ubicado más al norte de la Patagonia y son la visita obligada de los observadores de aves: el Huet Huet castaño y la Tenca son vistas a nivel país solamente aquí.

Las travesías se imponen en esta región del Neuquén. Llegar al Domuyo –la cumbre más alta de la Patagonia con sus 4.709 metros- es una aventura en sí misma: se circula por caminos de montaña, zigzagueantes, de cornisa, desde los cuales se alcanza a avizorar la imponencia de los Bolillos –formaciones erosionadas por la acción del viento que asemejan monjes con largas túnicas-, la grieta profunda que talló en la piedra el río Atreuco, la presencia termal en Aguas Calientes y el ascenso en círculos de algún cóndor.

 

Copahue-Caviahue, relax y aventura

Si la idea es dedicarse de lleno al relax, Neuquén tiene un lugar superlativo: las Termas de Copahue. Distante a 360 kilómetros de la capital provincial, se encuentra el complejo donde se brindan diversas prestaciones en base a aguas mineromedicinales, fangos, algas y vapores. Los diferentes programas termales son indicados por el equipo de profesionales médicos, kinesiólogos y dermatólogos.

Copahue ofrece terapias personalizadas osteoarticulares, dermatológicas, respiratorias, digestivas y preventivas. Programas antiestrés y de belleza combinan propiedades terapéuticas y fangos termales, con técnicas y actividades que alivian los efectos del stress, recuperan la salud y la estética de la piel.

Combinar las propiedades de las termas con los atractivos ubicados en sus alrededores es posible mediante las diversas excursiones que se brindan en la localidad de Caviahue. Separadas por apenas 19 kilómetros, Caviahue y Copahue se complementan. Son aventura y tranquilidad. Pinceladas de verdes araucarias y tonos grises y ocres que evidencian la presencia de azufre y hierro.

Desde Caviahue se puede visitar el circuito de las Siete Cascadas, el Salto del Agrio, el mirador del Lago –desde donde se tiene una visión espejada de la villa- o bien subirse a un vehículo 4x4 para llegar a la laguna de Hualcupén donde se practica la pesca deportiva.

A lomo de caballos, es posible llegar a tierras mapuche para descubrir sus costumbres y cultura. La cabalgata se combina con trekking cuando se trata de explorar el volcán Copahue: en este paseo se hace un recorrido a caballo atravesando el centro de esquí Caviahue y cuando resta un kilómetro para llegar al cráter del volcán se asciende a pie.

Caviahue es una de localidades de Neuquén donde se yerguen altivos milenarios ejemplares de araucarias araucanas. Esta especie endémica crece también más al sur, en Villa Pehuenia, Moquehue y Aluminé.

 

Pehuenia y Aluminé, en tierras del pehuén

Considerada uno de los lugares más tranquilos de la Patagonia, Villa Pehuenia –a 310 kilómetros de Neuquén- ha logrado captar el interés de quienes quieren desconectarse de la rutina y disfrutar de un verdadero fin de semana de descanso. A los paseos habituales por los atractivos rincones de la villa y Moquehue se les suma la posibilidad de realizar cabalgatas y paseos en barco. La excursión embarcada, parte desde el Golfo Azul y recorre todo el lago, mostrando desde el agua las bellezas que pueblan las costas.

Los aficionados a la pesca deportiva pueden practicar esta actividad en los lagos y ríos de la región, en un entorno paisajístico particular: rodeado de milenarias araucarias.

La comunidad mapuche Puel mantendrá abiertas las instalaciones del cerro Batea Mahuida, como lo hizo durante el verano, y brindará a los turistas la posibilidad de realizar actividades recreativas en contacto con la naturaleza: desde cabalgatas hasta caminatas guiadas por senderos y un ascenso a la cima desde donde se puede apreciar los volcanes chilenos Llaima, Lonquimay y Villarrica y del lado argentino de la cordillera, el imponente Lanín.

Cuarenta y ocho kilómetros al sur de Villa Pehuenia se encuentra Aluminé, que se ha hecho conocida por contar con uno de los ríos más importantes del país para la práctica del rafting y varios sitios destinados a la pesca deportiva.

Este año, en plena Semana Santa, del 9 al 12 de abril, se realizará en Aluminé la Fiesta Provincial del Pehuén. Esta fiesta popular coincide con la cosecha del piñón, fruto de la Araucaria Araucana, árbol emblema del Neuquén. Durante los cuatro días que dura la celebración se desarrollan allí diversas actividades que conjugan lo cultural con lo deportivo y lo artístico.

Hacer una fiesta en torno al pehuén equivale a rendirle homenaje a la gente que vive al abrigo de este árbol milenario que sólo crece en una fracción del territorio neuquino. Es la forma que encontró la comunidad de Aluminé de reafirmar su existencia, conectando el pasado con el presente.

El pehuén representa una de las fuerzas centrales para el pueblo originario mapuche que habita en esta región debido a que les da identidad y les provee de alimentos. El fruto de este árbol, denominado piñón, se come hervido o tostado y sirve para elaborar harina con la cual se preparan diversos productos, entre ellos, el pan. También se lo emplea para hacer bebidas. Por estas características, el himno del Neuquén lo nombra como “maná cordillerano”.

 

Junín, Vía Christi y más

En Neuquén, el turismo religioso tiene su epicentro en Junín de los Andes –a 392 kilómetros de la capital provincial- donde el Vía Christi (camino de Cristo) conjuga lo cristiano y lo mapuche a través de un recorrido pedestre de más de dos kilómetros a lo largo del cual diversas obras escultóricas reflejan los momentos más destacados de la vida de Jesucristo.

La obra emblemática y única en el mundo ha sido creada y dirigida por el Arquitecto Alejandro Santana se encuentra en inmediaciones del cerro de la Cruz, a pocos metros del centro de Junín de los Andes, por lo cual se puede acceder en vehículo o a pie.

Quienes visiten el Vía Christi esta Semana Santa se encontrarán con nuevas estaciones que fueron inauguradas el pasado 8 de diciembre, con motivo del Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Se trata de las obras denominadas “Jesús envía a sus discípulos” y “Jesús es tentado en el desierto”.

Accediendo por la Ruta Provincial Nº 61, a sólo cuatro kilómetros al norte de Junín de los Andes comienza el Circuito Lago Huechulafquen, uno de los atractivos más destacados de esta localidad. Playas, pesca, senderismo, avistaje de aves y hasta una excursión lacustre son parte de lo que ofrece este rincón del Parque Nacional Lanín.

El camino es de ripio, bordea gran parte del lago Huechulafquen y cruza el río Chimehuin, famoso escenario de la pesca deportiva con mosca que atrae a fanáticos de todo el mundo. Un atractivo clásico del circuito es el volcán Lanín, con 3.776 metros de altura sobre el nivel del mar y una forma cónica característica que impone su presencia durante todo el trayecto.

A medida que el camino avanza es posible apreciar mejor la belleza del lago Huechulafquen, que en lengua mapuche significa “Gran Lago” o “Lago de la punta”. 
Tras recorrer 62 kilómetros el ripio aparece Puerto Canoa, desde donde sale un catamarán, embarcación cubierta que conduce a Puerto Encuentro, en el lago Epulafquen. La travesía vale la pena y permite observar magníficas formaciones de lava solidificada.

En el corazón del Parque Nacional Lanín surgen las termas de Lahuen Co que deben su nombre en idioma mapuche al carácter milagroso que se les asignaba a sus aguas. En este enclave patagónico –distante 76 kilómetros de Junín de los Andes, 82 kilómetros de San Martín de los Andes y 7 kilómetros del Paso Internacional Carirriñe (que abre en verano)-, el visitante tiene la posibilidad de disfrutar de las aguas termales que afloran a altas temperaturas en modernas instalaciones. En el lugar hay un Spa Termal de Montaña que ofrece la posibilidad de vivir una jornada especial.

                  

San Martín de los Andes, playa y montaña

Ubicada a orillas del Lago Lacar, San Martín de los Andes –ubicada a 433 kilómetros de la capital neuquina- se ha convertido en uno de los destinos preferidos de la Región de los Lagos. Por su ubicación privilegiada logra combinar su predilecta naturaleza con actividades de lo más diversas, entre ellas, el tradicional paseo a Quila Quina.

Partiendo desde el renovado paseo peatonal de la costa del Lago Lacar, tras recorrer en auto 6 kilómetros de asfalto por la Ruta Nacional 234, un desvío hacia la derecha marca el inicio del angosto camino de ripio, que es parte de la comunidad mapuche Curruhuinca, dueña de esas tierras. Las playas son de arena blanca y se despliegan a lo largo de 3 kilómetros de costa.

Un muelle, un parador donde se puede tomar café o comer bien, baños sanitarios públicos en perfecto estado, alquiler de elementos para el deporte náutico y puestos de artesanías conforman la completa infraestructura de servicios del balneario. Un entorno común de robles, coihues, ñires, maitenes y radales completan el paisaje.

Se puede recorrer Quila Quina a pie y un paseo ineludible es la cascada del Arroyo Grande, ubicada a 7 kilómetros del muelle de Quila Quina. Otro circuito atractivo es el que conduce a un cañadón de pinturas rupestres y a la cueva del León, refugio de pumas cuando sopla el temible viento Puelche.

Aprovechando la estadía en la aldea de montaña, “La Pastera, Museo del Che” es un paseo importante para conocer la historia de Ernesto Guevara. Ubicado en pleno centro de San Martín de los Andes, ingresar en este museo es ahondarse en la historia del Che y Alberto Granados, quienes arribaron a este lugar en enero de 1952 y fueron alojados por trabajadores del Parque Nacional Lanín en la “Pastera” (lugar donde se guardaba el pasto).

Los paneles dinámicos e informativos recrean la vida del líder revolucionario, con una biografía ágil, acompañada por fotografías inéditas. Los paneles temáticos acercan a los visitantes la visión del Che sobre los trabajadores, la juventud, su concepción del hombre nuevo, Fidel Castro, la familia. Entre escritos, videos, música y fotografías es posible completar la recorrida de “La Pastera” por la vida de “El Che”. 

Villa Traful, múltiples visuales

Esta villa de tan solo 500 habitantes bordea el lago homónimo y es el sitio perfecto donde hacer una parada si se desvía un poco de la conocida Ruta de los 7 lagos desde San Martín de los Andes.

Villa Traful –distante 404 kilómetros de la capital provincial- es una invitación a descubrir y aventurarse en medio de un paisaje de extraordinaria belleza. Es la mezcla perfecta de naturaleza, deporte y turismo de aventura durante todo el año.

Quien llega a este rincón del Neuquén sabe de la calidad y variedad de peces que pueblan su lago y ríos cercanos. Sus escenarios son un paraíso para los amantes 
de esta actividad deportiva. Los lugares preferidos para practicarla son los ríos Machico, Cataratas, Traful y Pichi Traful. El Lago Traful es uno de los pocos ambientes favorables para es desarrollo del Salmón Encerrado, una especie muy codiciada por los pescadores debido a su pique feroz y su lucha constante.

Si de senderismo se trata, algunos de los lugares a visitar son: Cerro Negro, Cascadas de Coa Co y Blanco y lagunas las Mellizas. Pinturas rupestres de origen Tehuelche datan de más de 4.000 años en la región. Se aconseja organizar estas excursiones con guías habilitados o consultando al guardaparque de la seccional Villa Traful del Parque Nacional Nahuel Huapi.

También se puede recorrer la Villa en bicicleta o disfrutar de cabalgatas guiadas hasta el Cerro Negro y Cascadas o realizar paseos de un día entero a caballo hasta Cuyín Manzano. Hay excursiones al bosque sumergido de cipreses, la Gruta de La Virgen, los Acantilados del Mirador. Actividades náuticas se practican en el Lago Traful como paseos en lancha, velero y kayak. El Windsurf es una alternativa en crecimiento.

La observación de aves constituye uno de los espectáculos más atrayentes de la región. El cóndor, que con tres metros de distancia entre sus alas extendidas es el ave de mayor porte de la Patagonia, nidifica en roquedales altos e inaccesibles llamados condoreras y puede apreciarse desde la entrada a Cuyín Manzano por la ruta 65, camino a Traful.

 

Villa La Angostura, spa natural

Catalogada como un Spa Natural, esta localidad cordillerana –ubicada a 478 kilómetros de la capital provincial-, ofrece diversas oportunidades que propician el contacto con el medioambiente, donde la naturaleza casi virgen de sus dos Parques Nacionales, es el atractivo destacado de este destino de la provincia del Neuquén.

Andar por los senderos del bosque nativo, con el objetivo único de vivir la naturaleza, es lo que se experimenta al recorrer el sendero hasta el Bosque de los Arrayanes, la vedette de Villa La Angostura.  Aún el paisaje otoñal permite admirar la fiesta de colores amarillos, rojizos y ocres que hay en torno a la villa.

Deslizarse por las aguas del lago Nahuel Huapi, apreciando sus bahías e islas, es una opción que permite admirar su claridad, desde la cubierta de un velero o a bordo de un kayak.

El turismo aventura tiene aquí sus exponentes: escalada, rappel, fourtrax, son las posibilidades de actividades que tientan a los más atrevidos. Desde una perspectiva diferente se observa el paisaje cuando se elije realizar una cabalgata.

La gastronomía local cuenta con destacados chef que han puesto su creatividad al alcance de los amantes de la comida típica. Platos típicos regionales combinan carnes de ciervo, trucha, cordero o jabalí en deliciosas tentaciones para paladares exigentes.

La estadía en Villa La Angostura tiene su base fundamental en los establecimientos hoteleros, las opciones con respecto al alojamiento priorizan el confort y la belleza estética del estilo arquitectónico de montaña.

Durante las tarde-noche el centro comercial, ubicado en la Avenida Arrayanes, es el Paseo de Compras obligado en el que se pueden encontrar souvenirs para todos los gustos, desde recuerdos de Villa La Angostura hasta chocolates, ahumados, dulces y otras delicatessen de la localidad.

 

Escapadas a la Ruta del vino, manzanas y dinosaurios

Para quienes no quieran viajar muy lejos, la Ruta del Vino, Manzanas y Dinosaurios es la alternativa ideal para disfrutar en inmediaciones a Neuquén capital. En establecimientos agroturísticos ubicados en Centenario y Plottier se puede conocer la producción de las chacras que caracterizan el Valle y hasta es posible degustar productos artesanales elaborados en base a los frutos que allí se cosechan.

En San Patricio del Chañar se concentran las bodegas que han puesto a Neuquén en el mapa vitivinícola nacional tras obtener diversos reconocimientos en concursos argentinos e internacionales. Construcciones integradas al paisaje y modernas instalaciones conforman estos establecimientos; uno de los cuales tiene, incluso, un hotel cinco estrellas. Los restaurantes que funcionan en las bodegas apuestan por una gastronomía local y hacen hincapié en el maridaje.

Los dinosaurios caracterizan al Neuquén y le aportan un ingrediente extra a la ruta del vino en la provincia.  En el museo de Villa El Chocón se exponen los restos fosilizados del carnívoro más grande: el Giganotosaurus Carolinii y en el museo de Plaza Huincul, el coloso de los herbívoros: Argentinosaurus Huinculensis. En Rincón de los Sauces existe un museo que guarda el esqueleto más completo de un titanosaurio que se haya encontrado hasta el momento. Y en el lago Los Barreales funciona la única excavación que puede ser visitada por el público en cualquier momento del año.

 

Pescar es la excusa, escaparse el objetivo

Para los amantes de la pesca deportiva no hay nada mejor que escaparse un fin de semana con familiares o amigos, siempre acompañados por un buen asadito, una picada y el condimento propio que acompaña la mística de los buenos pescadores. Semana Santa, es para muchos el momento ideal para hacer esta escapada. Desde la capital neuquina y solo recorriendo unos kilómetros se puede arribar a los mejores pesqueros de la provincia y porque no, del mundo.

El territorio neuquino es reconocido a nivel mundial por tener varios pesqueros importantes como la boca del río Chimehuín, los ríos Correntoso, Malleo, Limay, Collón Cura, Aluminé y Caleufu; los lagos Huechulafquen, Lolog, Paimún, Tromen, Curruhue Grande y Chico, Aluminé y Moquehue, entre otros.

Con el correr de los años, esta zona de la Patagonia supo ganarse el calificativo de paraíso de los pescadores con mosca. Esta modalidad se practica tanto en ríos como en lagos o lagunas, pues los cursos de agua en Neuquén contienen codiciadas especies para la pesca deportiva y reúnen otras condiciones que la posicionan como uno de los mejores destinos a nivel mundial para este deporte: el porte, la bravía y la calidad genética de los ejemplares, la accesibilidad a los lugares de pesca y el entorno paisajístico en que se la practica.

Neuquén seduce a los pescadores con especies exóticas como laTrucha Arco Iris, Marrón, Fontinalis, el Salmón Encerrado y con especies autóctonas como el Pejerrey Patagónico y la Perca.

Existen en la Provincia localidades reconocidas internacionalmente por su capacidad pesquera; entre ellas, Junín de los Andes, Villa La AngosturaPicún Leufú y Piedra del Águila con accesos públicos al Limay Medio. También hay zonas menos conocidas, como los pesqueros del norte neuquino, donde se vislumbra el gran potencial de las lagunas Epu Lauquen, El Palao y Huaraco, Los Cerrillos y el río Neuquén.

La temporada de pesca deportiva continental en la Patagonia finaliza el 1 de mayo inclusive, aunque hay excepciones que es preciso consultar en los anexos y el listado alfabético del reglamento 2008-2009. Sin embargo Neuquén cuenta con ambientes en los que se permite pescar durante todo el año. Lagos artificiales o embalses como Alicurá, Arroyito, Mari Menuco, Los Barreales, Exequiel Ramos Mexía, Piedra del Águila y Pichi Picún Leufú; así como también los lagos y lagunas como Aluminé, Chacaico, El Aparato, El Palau, Lolog y Moquehue.

Para poder practicar este deporte, hay que contar con un permiso de pesca. Esta licencia es personal y autoriza a la persona a pescar en todos los ambientes de pesca de las provincias patagónicas según el reglamento vigente, detallando el límite diario de capturas. Las modalidades de pesca deportiva que se autorizan en el Reglamento de Pesca son tres: Trolling, Spinning y Fly Casting.

lunes, 16 de marzo de 2009


Villa Pehuenia,Patagonia en cuatro estaciones

Patagonia norte

Villa Pehuenia, Patagonia en cuatro estaciones

Este ascendente destino en Neuquén gana adeptos con maravillosos paisajes, tranquilidad y opciones para cada momento del año

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Domingo 15 de marzo de 2009 | Publicado en edición impresa
Navegar por el lago Aluminé, frente a la villa, uno de los atractivos regionales
 Foto: Efrain Davila / Neuquentur


VILLA PEHUENIA.- En una comarca lejana hubo un reino donde la naturaleza era distinta; donde, entre agua y montañas, los valles estaban tapizados de árboles milenarios que cobijaban los secretos de los volcanes. Allí, las piedras flotaban sobre ríos de aguas cristalinas. Y las nieves en invierno silenciaban los rumores de antiguas batallas.

Podría ser el inicio de un cuento de hadas o un par de líneas para plantar el decorado de una película de cine fantástico. Pero esta comarca de cuentos de hadas existe y es la Pehuenia, en el centro de los Andes neuquinos. Es menos conocida y concurrida que la región de los Siete Lagos y las ciudades de San Martín de los Andes, Bariloche o Villa La Angostura, pero no menos hermosa, hecha de paisajes donde los bosques, los lagos y las montañas forman inspirados patchworks de colores y relieves. Esta comarca es también un reino, como en los cuentos: el reino de la araucaria, ese árbol de silueta prehistórica que se asemeja sólo a sí mismo. Y como en los cuentos también, el camino para llegar hasta este reino es largo y lleno de sorpresas. Un camino de arenas volcánicas y ripio, desde cualquier lugar que se llegue, el Este, el Norte o el Sur. En uno u otro se bordean ríos que tallaron sus lechos en cañadones, o se cruzan bosques de araucarias.

En invierno, estos paisajes se esconden en los repliegues blancos de una espesa capa de nieve. Y la región cobra otra dimensión de su encanto. De hecho, la gente de la villa suele decir: "La mejor época para venir a visitarnos es el verano, la primavera, el invierno y el otoño". Es que cada temporada tiene su paleta: nieve en invierno; un sol que pone colores a los verdes y azules en verano; flores por doquier en primavera, y matices rojizos y amarillos en los bosques en otoño.

Ahora que termina el verano y se acerca el otoño, todavía se puede gozar de los favores de dos temporadas. En las alturas, los primeros signos del frío se hacen sentir. Las araucarias -o pehuenes, su denominación indígena, de donde viene el nombre de la región y la villa- ya entregaron sus piñones. Los mapuches, que representan la mitad de los 1200 residentes permanentes de la comarca, avisan que si los piñones se cosechan temprano (en lugar del habitual marzo) significa que viene un invierno muy crudo. Y los demás residentes de la villa aprenden también de este saber ancestral.

Como el pueblo es muy reciente, los mapuches, que llegaron por estos pagos hace unos dos siglos y suplantaron a otros pueblos nativos, resultan los residentes con mayor antigüedad. Los demás pobladores llegaron en las últimas décadas, atraídos por una región que no puede sino ser un éxito turístico por sus paisajes y opciones de visitas y ocio. Se encargan de cabañas, hoteles y negocios. De todos modos, como Villa Pehuenia está construida en una península, creen que su crecimiento está limitado por la geografía y que conservará su aspecto de hoy, a pesar de un mayor desarrollo turístico.

Así como los lagos y las montañas se funden en el paisaje, también las dos comunidades se entremezclan en la región. Aunque cada una ocupa lugares distintos y surgen a veces algunas tensiones por los derechos a la tierra, Villa Pehuenia es un modelo de convivencia: el centro de esquí local, el parque de nieve Batea Mahuida, está desarrollado y manejado por una familia mapuche, los Puel. El éxito que tuvieron y la creciente afluencia de viajeros les permitieron agrandar los servicios, y ahora el centro cuenta con dos medios de elevación, una escuela de esquí y una confitería.

Colección invierno

En invierno, el volcán presta su espalda para el esquí, sobre todo principiantes y familias con chicos, que buscan un centro para aprender en un ámbito relajado y de pendientes suaves. En verano, el Batea Mahuida se ofrece para una imperdible excursión hasta la cumbre. Ahí arriba, a unos 2000 metros sobre el nivel del mar, se divisa un panorama excepcional, que alcanza hasta el Villarrica, del lado chileno, y el Lanín, en la Argentina, cuando el cielo está despejado.

Al pie del volcán, los lagos Aluminé y Moquehue, como dos hermanos mellizos, se estiran entre las montañas. El Moquehue está más encajonado y es de costas más frondosas, mientras que el Aluminé se estira en un paisaje marcado principalmente por los pehuenes. Se ve claramente la península, que forma como un tajo entre las aguas. Y, desde allí arriba, se puede leer como en un libro abierto y comprender cómo ocurrió la erupción. En realidad, los geólogos hablan de una explosión de la caldera del volcán. Por eso no tiene un cráter entero, sino sólo la mitad, que forma como una batea, de la que viene su nombre (Mahuida, por su parte, quiere decir cerro). El volcán explotó y la lava se escurrió directamente de su flanco, y formó la península.

En el centro de esta batea, formada por el semicráter, se encuentra una laguna de aguas frías, y no muy lejos de la laguna, siguiendo un camino que serpentea al pie del volcán, se llega a un bosque de araucarias. Otra vez, el decorado de cuento de hadas recobra toda su dimensión. En la espesura del bosque, entre los troncos de árboles muchas veces centenarios, donde los rayos del sol apenas se abren paso, uno espera la aparición de duendes o gnomos. Y como en todos los cuentos, cuando la noche cae y colorea el cielo de rojo por encima de los Andes, las casas de madera se encienden como lucecitas entre los bosques. ¿Es la hora en la que despierta el mundo de las hadas? En Villa Pehuenia, eso bien se puede creer. En este reino de los finales felices, también hay uno para el verano, que da paso al dorado otoño y, siguiendo el eterno ciclo de la naturaleza, prometerá renacer después de las largas nieves del invierno.

Por Pierre Dumas 
Para LA NACION 

RAFTING PARA TODO PÚBLICO

Hay tres Aluminé en la comarca de la Pehuenia. Una ciudad, un lago y un río. El río se escurre del lago (sobre el cual se encuentra la península de Villa Pehuenia) y bordea la ciudad de Aluminé, el centro comercial y administrativo de la región. El río Aluminé sale del lago para cruzar una región que poco a poco pasa de la montaña a la estepa, a medida que las araucarias dejan su lugar a una vegetación más baja. Después de pasar la ciudad de Aluminé, se encajona y en este tramo se puede bajar en rafts a lo largo de varios kilómetros. Es un descenso apto para todo público en verano, cuando las aguas están bajas. Se alternan partes de aguas tranquilas con algunos rápidos, donde se siente un poco de adrenalina. Alto Aluminé Rafting propone este tipo de salidas todos los días en temporada. La bajada dura un par de horas, entre la preparación, una serie de consejos en el momento de subir al gomón y un par de paradas para disfrutar de las hermosas vistas del río. La salida cuesta $ 60 por persona, y la empresa ofrece todo el material necesario (traje de neoprene, casco y un rompevientos). Hay que prever una malla y zapatillas cómodas que se puedan mojar. Más datos, altoalumine@yahoo.com.ar o por el 2942 15 503144.

DATOS ÚTILES

Cómo llegar

  • Villa Pehuenia se encuentra a 1460 kilómetros de Buenos Aires y a 310 de Neuquén. Se llega por la RN 22 desde Neuquén Capital pasando por Zapala y luego por la RP 13. Después de Primeros Pinos el asfalto deja lugar a un camino de ripio, en buen estado.

Excursiones

  • Paso internacional de Icalma. El puesto de Gendarmería se encuentra entre Villa Pehuenia y el acceso al Centro Batea Mahuida. Informes sobre el paso para excursiones a Chile: 02942 496125.

  • Circuito Pehuenia: la más clásica de las excursiones que se ofrecen desde Villa Pehuenia para recorrer en 130 kilómetros toda la región entre la villa, Aluminé y Zapala. Otras excursiones que se ofrecen: recorrido por el camino de los Cinco Lagos, ascenso al volcán Batea Mahuida y paseos en barcos y en velero por el lago Aluminé. Se puede contactar la agencia Los Pehuenes, info@pehuenes.com.ar

  • Pesca con mosca: se practica en los ríos Filtran, Aluminé y Pulmarí, y los lagos Moquehue, Aluminé y Nonpehuen. La devolución es obligatoria. La temporada es de noviembre a mayo, con permiso indispensable.

Dónde comer

  • Se recomienda probar los piñones de araucaria, que se ofrecen en varias formas: hervidos (tienen un gusto similar a las castañas hervidas), en alfajores y dulces. Hay excelentes platos de pescado en La Cantina del Pescador; comidas rápidas en el restobar Mandra, y alta cocina en el restaurante de La Escondida.

Dónde alojarse

  • Hay propuestas en cabañas, hosterías y posadas. Por ejemplo, Hostería La Balconada, Cabañas las Terrazas y Posada La Escondida

Más información

  • Secretaría de Turismo local: 02942 498044.